Carlos Páez sobrevivió al choque violento de un avión con la cordillera andina, cuando se disponía, junto a otros 45 compañeros (incluidos 4 tripulantes), a viajar desde Montevideo, Uruguay, hacia Santiago de Chile para competir con el equipo de rugby chileno.

Malas condiciones atmosféricas y la altitud de 32,000 pies sobre el nivel del mar causaron daños irreparables en el avión Fairchild F-227. La mayoría de las víctimas murieron: doce en el impacto, ocho en una avalancha, otros cuando la cola de la aeronave se desprendió, y varios más por la inclemencia del tiempo, sumando un total de 29 fallecidos.

Un sobreviviente con temple de hierro

Solo 16 personas sobrevivieron, y Carlos Páez fue uno de ellos. Conocido como “El Hombre de Temple de Hierro”, permaneció durante 72 días en la cordillera.

El valor de la experiencia

“Sobrevivir de Los Andes fue el desafío más importante de mi vida, ya que tuvimos que optimizar al máximo nuestras posibilidades cuando, a los 10 días, escuchamos por radio que la búsqueda se había suspendido. Nos dimos cuenta de que salir dependía solo de nosotros mismos.”

“Nos dimos cuenta de que, ante la pérdida de los elementos más básicos —como no tener un lugar donde dormir sin que el peligro de un alud te mate o no tener qué comer— hacen despertar los principios más nobles del hombre, como la solidaridad, el espíritu de sacrificio y la valentía. Aprendimos que cuando las condiciones externas son más miserables, es cuando surge la esencia más pura del ser humano.”

“En esa época aprendí que tomar decisiones, liderar grupos humanos y lograr objetivos está siempre a nuestro alcance si se tiene la convicción necesaria, aun en las condiciones más adversas.”